Naturaleza

Baña los ayuntamientos de Cee, Corcubión, Fisterra, Dumbría y Carnota.

Diseña una forma de arco que se estira hacia el sur. Presenta una forma abierta que es, en realidad, una amplia ensenada protegida por el apéndice pétreo del cabo Fisterra que, al alargarse hacia el sur, cierra un espacio marino.

Las rocas graníticas condicionan el paisaje. En el monte Pindo dominan las formas labradas en la roca granítica. Sobre unos pocos kilómetros, se escalonan en altitud cumbres rocosas, simulando castillos finalizados, losas alargadas, cúpulas redondeadas, figuras de seres fantásticos…

Los mejores lugares para contemplar la ría son: La Armada, el Paseo Marítimo de Cee, el Mirador de Gures, Caneliñas e incluso, si decides visitarnos en la Casa de la Cultura de Cee, podrás gozar de las vistas desde nuestro ascensor panorámico.

¡Se trata de la ría más pequeña de Galicia!

Ubicada en la parroquia de Lires, consigue crear un límite natural entre el ayuntamiento de Cee y el ayuntamiento de Muxía. Forma parte de la Red Natura 2000 y está considerado Lugar de Interés Comunitario por su enorme valor ecológico, especialmente ornitológico, puesto que es un lugar de paso de numerosas aves marinas.

Está formada por la desembocadura del río Castro y es conocida por sus espectaculares puestas de sol.

Además, es lugar de paso obligatorio en la Ruta Xacobea en el tramo de Fisterra a Muxía.

Esta playa urbana situada en el núcleo urbano de la Villa de Cee, recibe su nombre de su formar.

Tiene una longitud de unos 185 metros y una anchura de 35 metros. Está rodeada de zonas ajardinadas. Cuenta también con un fantástico paseo marítimo ideal para caminar o para ir en bicicleta ya que cuenta con carril-bici.

A un paso de esta playa el visitante tiene a su disposición los numerosos servicios que la Villa de Cee ofrece.

La playa de Gures, en la parroquia de A Ameixenda, es un arenal de dimensiones modestas, que destaca por su ambiente tranquilo y una belleza virgen, siendo un lugar ideal para quienes buscan alejarse de las multitudes y disfrutar de la serenidad de la Costa da Morte.

La playa está formada por una mezcla de arena fina y aguas cristalinas que invitan al baño, especialmente en los meses de verano.

Debido a su situación privilegiada en la ría de Corcubión, las aguas de Gures suelen ser más calmadas que en otras zonas más expuestas al Atlántico, lo que la convierte en un lugar adecuado para nadar o disfrutar de deportes acuáticos ligeros como el kayak o el paddle surf.

El entorno que rodea la Playa de Gures es igualmente impresionante. Al sur, se levanta el mítico Monte Pindo, conocido como el "Olimpo Celta", una montaña cargada de leyendas y rica en biodiversidad. La combinación del paisaje montañoso con la costa crea una postal única, donde el azul del mar contrasta con el verde de los pinares y el granito rosado del Pindo. Al fondo, se avistan las Islas Lobeiras y el Cabo Fisterra.

Gures es también un excelente punto de partida para explorar las rutas de senderismo cercanas, que permiten descubrir otros rincones de gran interés natural y cultural en la zona. Los visitantes pueden disfrutar de paseos por la costa, avistar fauna marinas y empaparse de la paz que transmite este lugar.

Aquí, la naturaleza es la protagonista y ofrece a quienes la visitan la posibilidad de disfrutar de un rincón poco masificado y genuino, ideal para relajarse o simplemente contemplar la belleza de la costa ceense en su estado más puro.

Su acceso consiste en un pequeño descenso de montaña de dificultad baja-media y una duración de unos 3 minutos aproximadamente. Justo antes del inicio de este camino, existe un área de aparcamientos.

Con 100m de largo y 20m de ancho, la Playa de Caneliñas, ubicada en la parroquia de A Ameixenda, es uno de esos rincones escondidos que sorprenden tanto por su belleza como por su historia, ofreciendo una experiencia de cala más íntima y conectada con la autenticidad de la zona.

El entorno marinero que rodea la playa está compuesto por colinas repletas de vegetación autóctona que se unen con las calmadas aguas de la Ría de Cee-Corcubión. 

Desde Caneliñas, es posible contemplar algunos puntos de interés de la comarca, como el imponente Monte Pindo, el Cabo Fisterra o las Islas Lobeiras.

En lo referente a su historia, esta cala fue testigo de la última fábrica de procesamiento de ballenas en cerrar sus puertas en Europa. Esta factoría, conocida como "Factoría Ballenera de Caneliñas", cesó sus actividades en la década de 1980, poniendo fin a una era de caza y aprovechamiento industrial de cetáceos en las costas gallegas.

Actualmente, aún se pueden ver las ruinas de la factoría y de las plantas desalinizadoras.

Ubicada en la parroquia de A Ameixenda, cerca del Castillo del Príncipe, es una playa de arena blanca y con algo de piedras.

Tiene una longitud de 70 metros y un buen acceso, con sitio para aparcar cerca y no tiene servicios. Se accede por unas escaleras y tiene cerca una fuente de agua.

La playa de Estorde, en la parroquia de Toba, se encuentra entre los límites de los Ayuntamientos de Corcubión y Fisterra

La playa es de arena fina y blanca y tiene unos 350 metros de ancho aproximadamente y una anchura de 30 metros. Su contorno es semiurbano y sus aguas se consideran tranquilas.

Dispone de accesos señalizados, así como servicios de salvamento marítimo (socorristas). Además también cuenta con duchas, aseos, camping, restaurantes y aparcamientos.

Uno de los fenómenos más mágicos que ocurre en la Playa de Estorde es el conocido "mar de ardora". Este fenómeno natural, también llamado ardentía, ocurre durante las noches cálidas y tranquilas, cuando el agua del mar se ilumina con destellos brillantes debido a la presencia de microorganismos marinos bioluminiscentes. Estos pequeños organismos emiten luz cuando son agitados por el movimiento del agua, creando un espectáculo visual fascinante.

El mar de ardora en Estorde es especialmente impresionante debido a que se combina con un enclave ideal para el avistamiento del cielo nocturno.

Esta playa ubicada en la Ría de Lires (la más pequeña de Galicia), forma parte de la Red Natura 2000 por su valor ecológico, especialmente ornitológico, puesto que es el escenario de paso de numerosas aves marinas.

Se trata de una cala pequeña y tranquila que cambia de apariencia según las mareas. En ella se puede apreciar uno de los atardeceres más bellos de la Costa da Morte. Esto se debe al aspecto rural del paisaje que envuelve el lugar.

Lires es una aldea lejana a la imagen de grandes construcciones y bullicio constante. Más bien, es la localización perfecta para que el tiempo se detenga y que el paisaje invada los pensamientos de uno.

Se puede acceder a ella en coche o a pie. En el caso de escoger la primera opción, os interesará saber que la zona cuenta con aparcamientos.

Ubicadas en la parroquia de Lires, son dos arenales resguardados de arena fina de unos 190 metros de longitud. Durante mucho tiempo fueron escogidos por algunos bañistas por la buena calidad de sus aguas, además de la privacidad que ofrecían debido a su difícil acceso.

En una furna de Area Grande está enterrado un náufrago que apareció en las rocas y nunca llegó a ser identificado.

El Monte de la Armada es un punto de gran relevancia en la ruta Xacobea. Esto se debe a que es la primera ubicación desde la cuál los peregrinos que hacen el tramo de Santiago a Fisterra pueden ver el mar.

Situado a lo largo de los lugares de Gures y Ameixenda, se encuentra uno de los pocos espacios naturales conservados; el Monte de Banle. Se trata de un paisaje prácticamente virgen, con una amplia extensión protegida por la Red Natura.

Este escenario es cuna de multitud de manantiales y pozos de agua que dan vida a un ecosistema que se está extinguiendo en la Unión Europea, caracterizado por una extensa muestra de fauna y flora autóctonas. En este territorio conviven caballos, vacas y corzos entre otros animales. Asimismo, es sobrevolado por alondras y águilas.

Además, el reciente descubrimiento de yacimientos rupestres encontrados en su seno, convirtió a Banle en una localización clave para la investigación de las antiguas civilizaciones que habitaron el lugar.

La Furna de Gures es una fascinante cueva marina situada en la parte sur de la Playa de Gures. La palabra "furna" en gallego hace referencia a cavidades o grutas formadas por la erosión del mar, y la Furna de Gures es uno de los ejemplos más impresionantes de esta región.

Esta cueva se formó a lo largo de siglos, debido al constante impacto de las olas contra la costa, lo que fue esculpiendo la roca hasta crear una abertura que conecta el interior de la tierra con el mar. 

Durante la pleamar, las olas llenan la cueva, generando un espectáculo de sonido y movimiento mientras el agua choca contra las paredes rocosas, creando ecos y brumas marinas que intensifican su atmósfera misteriosa. 

Durante la bajamar, es posible adentrarse en la furna, explorar sus cavidades y observar de cerca las texturas y formaciones rocosas que el tiempo ha moldeado. Es importante saber que para esto es necesario conocer las mareas e ir de una forma cautelosa.

La Furna de Gures es también un lugar envuelto en leyendas y mitos locales. Según algunas historias, se decía que en su interior habitaban seres sobrenaturales. Aunque estos relatos pertenecen al folclore gallego, la sensación de misterio y la naturaleza indómita de la furna la hacen un lugar cargado de simbolismo y magia para los que la conocen.

El río Castro tiene sus fuentes en el monte Escaleira. En sus primeros tramos, el río recorre el Valle de Vimianzo, y en la localidad de Calo recibe al arroyo Fragoso. Tras recorrer 30 km, el Castro desemboca en la ría de Lires. Esta desembocadura está protegida bajo la normativa europea, al haber sido designada como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) dentro de la Red Natura 2000 (Clave ES1110005). 

Además, ha sido declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA, Clave ES0000176) y Zona de Especial Protección de los Valores Naturales, conforme a la Ley gallega 9/2001 de Conservación de la Naturaleza.

El río Miñóns, transcurre por la parroquia de Brens. Es un afluente de gran belleza natural que serpentea a través de paisajes rurales, formando parte del rico entorno hídrico de la Costa da Morte. 

Su curso atraviesa zonas de bosque autóctono gallego, fluyendo por un entorno salvaje y sereno a la vez.

Uno de los mayores atractivos del río Miñóns es un salto de agua que ha fascinado a los locales y visitantes por generaciones. Esta cascada, conocida simplemente como el "Descenso do Bruño", se desploma generando pozas y creando un espectáculo visual de gran belleza, especialmente durante épocas de lluvias, que sirve de atractivo para aquellos que disfrutan de actividades como el barranquismo.

No solo representa un rincón de valor paisajístico, sino que también es un emplazamiento testigo del carácter rural y natural de la comarca de Cee, siendo una joya escondida de Galicia que merece ser descubierta.

Los Acantilados de Canosa, situados en la parroquia de Lires, son uno de los enclaves más impresionantes de la Costa da Morte. Se alzan abruptamente sobre el Atlántico y ofrecen un paisaje espectacular donde la fuerza del mar y la roca se combinan para crear un entorno salvaje y dramático, característico de este geodestino costero.

Con una altura considerable y caídas casi verticales al mar, los acantilados presentan una geología fascinante, marcada por formaciones rocosas que han sido esculpidas por siglos de erosión marina y los fuertes vientos que azotan esta costa. 

Esta escena idílica, está protagonizada por una pequeña cascada conocida como la "Mixirica" o "Mexoeira", ubicada justo en la punta que recibe el mismo nombre.


Miradores

El Mirador de Gures, situado en la parroquia de A Ameixenda, es un balcón natural que ofrece una de las vistas más impresionantes de la Costa da Morte. Ubicado en una ladera que desciende suavemente hacia el océano Atlántico, este mirador permite contemplar un paisaje de extraordinaria belleza, donde el mar, las montañas y los cielos gallegos se funden en un panorama de naturaleza pura.

Desde el Mirador de Gures, los visitantes pueden disfrutar de una vista privilegiada de la ría de Cee-Corcubión y del imponente Monte Pindo, conocido como el "Olimpo Celta" por su importancia mitológica en la tradición gallega. El contraste entre las aguas azules del Atlántico y las colinas verdes que rodean la costa crea una postal única, especialmente durante el atardecer, cuando el sol se refleja en el agua y tiñe el paisaje de tonos dorados y rojizos.

Este lugar es ideal para quienes buscan un momento de paz y contemplación, ya que el mirador ofrece un ambiente tranquilo y apartado, lejos del bullicio urbano. El silencio solo es interrumpido por el sonido del viento y las olas rompiendo suavemente en la costa, creando una atmósfera de conexión profunda con la naturaleza.

Es posible que esta tranquilidad sea amenizada por algún grupo de delfines que acostumbran a honrar con su visita a algunos afortunados.

El Mirador de Gures no solo es un punto de observación para disfrutar del entorno costero, sino también un excelente lugar para iniciar rutas de senderismo que recorren la zona. Desde aquí, los aventureros pueden explorar los alrededores del monte y la costa, descubriendo otras joyas naturales como la Furna de Gures o las playas cercanas, como la de Gures o Caneliñas.

El Mirador de A Ameixenda, ubicado en la parroquia de A Ameixenda, es un punto de observación privilegiado que ofrece a sus visitantes una de las vistas más espectaculares de la ría de Cee-Corcubión. Este mirador, que se encuentra a una altitud que permite apreciar el paisaje en su máxima expresión, es un lugar ideal para aquellos que buscan detenerse en el camino y conectar con la naturaleza.

La combinación de la vegetación verde que caracteriza la región con el azul profundo del mar crea un paisaje de gran contraste y colorido, especialmente en días despejados, cuando la luz del sol resalta aún más la belleza del entorno.

El Mirador de San Pedro Mártir, ubicado en la parroquia de Pereiriña, es un lugar de excepcional belleza natural que ofrece unas vistas impresionantes. Desde este punto elevado, se puede contemplar la majestuosidad de la inmensidad del océano Atlántico.

Este mirador no solo es una parada ideal para los amantes de la fotografía y la naturaleza, sino que también tiene un valor cultural y espiritual. La figura de San Pedro Mártir, que da nombre al lugar, es venerada en la zona y la vista panorámica que ofrece el mirador es un espacio de reflexión y calma. El entorno está rodeado de frondosos bosques y una variada flora, lo que lo convierte en un lugar perfecto para disfrutar de una caminata o simplemente relajarse en medio de la naturaleza.

El acceso al mirador es fácil y está señalizado, lo que lo hace accesible para todos los visitantes.

Patrimonio Civil

Entre el 2 de agosto de 1880 y el 6 de mayo de 1884, bajo la voluntad del ya fallecido Fernando Blanco de Lema, se erige al pie del Monte de la Armada el edificio que cambiaría el porvenir de la villa de Cee; El colegio-Instituto Fernando Blanco de Lema.

El 2 de Octubre de 1886, Don Dionisio Barreda, catedrático de la Universidad de Valladolid y primer Director del Colegio-Instituto de la Fundación, pronunciaría las palabras que daban inicio al primero curso académico.

El recinto, acoge también un magnífico jardín botánico y un monumento inaugurado el 13 de octubre de 1973 en honor al filántropo ceense que hizo de nuestra villa un lugar próspero en el que vivir, desarrollarse y educarse.

Fernando Blanco de Lema nació el 18 de Octubre de 1796 en Cee. Antes de cumplir el primer año de vida, su padre fallece y es criado por su primo y padrino Fernando Blanco Giance, cura de San Xoán de Mazaricos. Este tutor será asesinado en el 1809, durante la Guerra de Independencia Española, a manos de las tropas Napoleónicas. A raíz de este suceso, su madre decide enviarlo junto a sus dos hermanos varones a Ferrol.

Con solo 13 años, decide abandonar la ciudad y emigrar a Cuba. Allí, comienza a trabajar en un ultramarinos, pero años después emprende un negocio de ferretería. Abre varias tiendas a lo largo de la isla y consigue hacer fortuna.

Dos días antes de fallecer, el 3 de abril de 1875, redacta su testamento. En él, hace saber que está soltero y que no tiene hijos. Igualmente, expresa su deseo de emplear su fortuna (valorada en 750.000 pesos de oro) en la construcción y posterior mantenimiento de un Colegio de Educación Primaria y Secundaria en la que era su villa natal; Cee. De este modo, nace el Instituto y la Fundación Fernando Blanco de Lema. Consta también en el documento legal a voluntad de levantar el edificio en su antigua vivienda. Pese a esto, los fideicomisarios encuentran tantos impedimentos por la escasez de suelo que deciden erigir el Instituto a los pies de la Armada. No obstante, consiguen anexionar territorios limítrofes al solar de la casa natal del filántropo ceense para construir, en los años 1887 y 1888, una pequeña escuela en la que estudiarían los chicos hasta los 7 años y las chicas hasta los 14. Este centro recibió por aquel entonces el nombre de «Escola das Nenas» (Escuela de las Niñas), designación empleada aún a día de hoy por parte de la población local. En el año 2001, el edificio pasa a albergar el Museo de la Fundación de Fernando Blanco de Lema. Casi la totalidad de dos plantas se destinan a una exposición fija de patrimonio histórico-científico formado por el instrumental empleado en las antiguas cátedras, laboratorio y gabinetes del viejo Instituto-Escuela de Cee.

Su fecha de construcción aproximada es 1910. Es una casa de cuatro alturas en la planta baja hoy en día hay un local comercial, en la primera planta cuenta con balcones de loseta granitica con baranda de hierro forjado. y en la segunda y tercera con galerías. Destacan los azulejos con motivos florales que decoran la fachada. Está situada muy cerca de la Iglesia de Santa María da Xunqueira.

Debe su nombre a los anteriores propietarios, también conocida cómo Casa de los Concheiros. Aquí vivió de niño José Manuel Otero Lastres, que también cuenta con una plaza en su nombre en la villa. Jose Manuel fue jurista, escritor, miembro del Tribunal de Cuentas y directivo del Real Madrid.

Situada en la Plaza de la Constitución está datada en el 1880. La planta es rectangular en tres niveles. 

La fachada se divide en cuatro bandas. La cantería es a la vista con molduras que resaltan los marcos de los vanos. En el bajo hay una farmacia, en el primero piso hay un balcón central sobre loseta granítica con baranda. En la planta superior hay una galería de madera. A ambos lados de los pisos hay dos galerías, los paños de los muros están recebados y pintados de blanco con la piedra a la vista en la línea impuesta y en las esquinas. 

La cubierta es a dos aguas, cubierta con piedra del país.

En los bajos de esta casa hay una antigua farmacia, bien conservada y en funcionamiento. Tienen unos botes de cerámica conocidos como albarelos, semejantes a los que conserva el Instituto Fernando Blanco, con el que los boticarios del Colegio hacían las medicinas. Como curiosidad, decir que donde hoy está la farmacia estuvo ubicada la oficina de la Empresa de Transportes Guillén, donde se vendían los tickets. También hubo un negocio relacionado con la sal.

Situada en la Plaza de la Constitución en un lugar en el que conviven construcciones modernas con otras de los siglos XVIII y XIX. Pertenece al S.XIX. En ella vivió Francisco Mayán, historiador y político al que Cee dedicó su biblioteca. Fue pionero en la investigación histórica de este ayuntamiento.

Es un ejemplo de la arquitectura de galerías con un cuerpo bajo con tres vanos, que se traduce en el primero andar en balcones y en una galería de madera en el último piso. Tiene planta rectangular, siendo la fachada lateral más larga que la principal. La disposición es en tres niveles además de un cuerpo cubierto en el ático configurando una terraza con baranda de hierro forjado que es de construcción posterior. La entrada es por el van central a través de un arco de medio punto rebajado, el mismo que en los laterales y en los huecos de los balcones del piso superior, están sobre losa granítica con baranda de forja. La galería está hecha de madera dividida en tres tramos. La fachada lateral conecta con un jardín privado cerrado por una verja de hierro con dos columnas que están coronadas por jarrones.

Situada en la Plaza de la Constitución, pertenece al siglo XVIII y su uso es residencial. Es una construcción sobria. La planta es cuadrada con tres niveles y cubierta con fibrocemento a cuatro aguas. Los huecos de la fachada principal se disponen en un ritmo vertical tanto por las tres bandas de vanos como por las ventanas alargadas de madera, que compensan el macizo del volumen. La fachada principal está ocupada por un balcón de hierro forjado sostenido por canzorros de piedra. En el bajo hay un local comercial, en el muro hay tres vanos de arco de medio punto rebajado.

El lateral que de la la una calle estrecha es más sobrio, sobresaliendo una galería en el último piso. Las otras fachadas hacen medianera con construcciones posteriores. La piedra está la vista, sin ornamentación excepto una moldura a modo de paralluvia sobre las ventanas en la primera planta.

Casa datada en 1890. Similar a otras casas de galerías de la Plaza de la Constitución. 

Tiene una cúpula en la parte superior. 

La familia Michinel ha estado relacionada con el Colegio; Mariano Michinel Oto fue uno de los administradores. Un hijo suyo heredó el cargo de contable y su hija fue bibliotecaria. En el año 2022, su fachada fue remodelada, conservando su aspecto tradicional.

Situado en la Plaza de la Constitución y datada en el año 1933. Tiene tres niveles configurándose una terraza en la última planta. Los diferentes pisos tienen personalidad propia y son independientes unos de los otros. La primera planta vuela sobre lo bajo a través de canzorros de hormigón moldeados y que junto con las pilastras marcan las bandas en las que se divide la fachada.En las ventanas del primero piso hay una composición de azulejos pintados con motivos diversos.

Albergó la Escuela de Música Municipal hasta su traslado a la Casa de la Cultura y antiguamente funcionó como Casa del Ayuntamiento. En esta casa estuvieron también las cocheras de la empresa de transportes de Argimiro Guillén Cereijo constituida en los años veinte.

Situado en la Plaza de Fonte Penín, data del siglo XVIII y es de estilo barroco. Presenta un aspecto singular entre campesino y urbano. La planta es prácticamente cuadrada con mordida en el edificio contiguo con el que comparte medianera. El acceso al edificio se realiza desde una escalera que tiene balaustrada. Tiene dos balcones, uno en la fachada principal sostenido por pilares de piedra y otro en el lateral, esta parte del edificio utiliza granito en el muro en piezas de cantería irregular mientras que el resto está construido en cantería, quedando en ambos casos a la vista. Los balcones, junto con la balaustrada, están inspirados en el barroco compostelano.

La cubierta está trazada a tres aguas con tejas del país. La disposición de los espacios responde a criterios funcionales, sin un ritmo definido.

En la cornisa podemos ver varias gárgolas, el dintel de la puerta del primer piso tiene tallada una figura antropomorfa, también tiene una chimenea y un escudo que refleja los linajes que estuvieron vinculados al palacio: Leis, Bermúdez de Castro , Pardiñas, Rioboo y Castro.

Patrimonio Etnográfico

Situados a orillas del río das Laxes, también llamado río de Toba, los Molinos de San Adrián de Toba son un conjunto de construcciones históricas que reflejan la tradición molinera y la vida rural de la región.

Originalmente, estos molinos fueron utilizados para moler granos, principalmente maíz y trigo, que eran esenciales para la alimentación de la población local. La ubicación estratégica junto al río permitió el aprovechamiento de la energía hidráulica para hacer viable este proceso.

Estos molinos no solo eran instalaciones productivas, sino que también eran puntos de encuentro social para la comunidad, donde los habitantes compartían noticias y experiencias mientras esperaban a que su grano fuera molido.

A lo largo del siglo XX, con la industrialización y los cambios en las prácticas agrícolas, muchos de estos molinos fueron abandonados. Sin embargo, su valor histórico y cultural ha sido reconocido, lo que ha llevado a diversas iniciativas para su conservación y restauración.

En la actualidad, los Molinos de San Adrián de Toba han sido objeto de esfuerzos de restauración que buscan preservar su estructura y su historia. 

Además, se ha acondicionado la zona con un paseo de piedra, aparcamientos, mesas y bancos. 

Estos lugares ofrecen a los visitantes la oportunidad de conocer la importancia de la molienda en la vida cotidiana de la región y el papel que estos molinos jugaron en la economía local.

En Galicia, los molinos de agua eran elementos fundamentales para la subsistencia de las comunidades rurales, ya que la molienda de cereales, como el trigo y el maíz, era esencial para la producción de harina, uno de los principales alimentos de la población. Los molinos hidráulicos utilizaban la fuerza del agua para mover las ruedas de piedra que trituraban el grano.

Los Molinos de Morancelle aprovecharon las aguas del río Castro, un río de curso rápido que ofrecía la energía hidráulica necesaria para la molienda. Como en el caso de Toba, estos molinos no solo eran centros de producción agrícola, sino también puntos de encuentro social, donde los vecinos de las aldeas cercanas acudían a moler sus granos y compartir noticias y vivencias. 

En Galicia, esta convivencia en torno a los molinos formaba parte de la identidad cultural y el tejido comunitario.

Los Molinos de Morancelle están construidos con materiales locales, principalmente piedra de granito, que es característico de la arquitectura tradicional gallega. Suelen ser de planta rectangular y tienen techos de teja o pizarra. Su diseño se basaba en la simplicidad funcional, con un espacio destinado a albergar la maquinaria del molino, que incluía la rueda hidráulica, los engranajes y las piedras de moler.

Cada molino aprovechaba el desnivel del terreno y el flujo del agua para poner en marcha su mecanismo. Por lo general, la rueda de agua estaba situada en la parte baja, donde el agua canalizada del río impulsaba las palas, transmitiendo el movimiento a las muelas de piedra que trituraban el grano. La maquinaria interior, aunque básica, era eficiente y cumplía su función durante generaciones.

El entorno natural que rodea a los Molinos de Morancelle es otro de sus grandes atractivos. Ubicados en un área de gran belleza paisajística, con el río Castro y sus alrededores boscosos, estos molinos se integran en rutas de senderismo que permiten a los visitantes disfrutar tanto del patrimonio histórico como del entorno natural.

El molino se encuentra en un enclave de gran valor paisajístico, rodeado de bosques y junto a las cristalinas aguas del río Miñóns.

El Molino de Fadibón, al igual que otros molinos de la región, es más que una simple construcción funcional. Representa una forma de vida que definió a las comunidades rurales de Galicia durante siglos. Los molinos no solo fueron esenciales para la producción de alimentos, sino que también formaron parte de la cultura y las tradiciones locales, siendo lugares de reunión y convivencia.

El Molino de A Ameixenda presenta la arquitectura típica de los molinos de agua de la región. Construido principalmente con piedra de granito, su estructura es robusta y sencilla, adaptada al terreno y a la funcionalidad de la actividad molinera.

La rueda de agua del Molino de A Ameixenda estaba situada estratégicamente en un canal que dirigía el flujo del agua hacia las palas de la rueda. El movimiento generado se transmitía a las piedras de moler, donde el grano era triturado.

El entorno que rodea al Molino de A Ameixenda es uno de sus mayores atractivos. Como muchos molinos de Galicia, se encuentra en un área rica en vegetación autóctona, con ríos y arroyos que surcan el paisaje y crean un ecosistema fértil. Los paisajes fluviales de la zona están compuestos por bosques caducifolios, con especies como robles, castaños y sauces que aportan una atmósfera idílica al molino.

El Crucero de la Magdalena, situado en la Plaza de Fonte Penín en la villa de Cee, es una destacada muestra del patrimonio religioso y cultural de la región. 

Los cruceros son estructuras de piedra típicas del paisaje rural y urbano gallego, que combinan elementos de la fe cristiana con la tradición popular. 

Estos monumentos religiosos tienen sus raíces en las tradiciones medievales, cuando la Iglesia Católica promovió la instalación de cruces y cruceros en caminos, encrucijadas y plazas, como símbolos de protección espiritual para los viajeros y las comunidades.

Este crucero, en particular, es de tipo crucifijo, tiene por plataforma una fuente con dos caños para salida del agua por la parte del reverso de la cruz y encima de la fuente una pilastra de pedestal, cuadrangular con final moldurado y paramentos recuadrados. El varal es circular y contiene dos imágenes, la de Santa Catarina y otra que está rota, faltándole la cabeza y los pies. El capitel es cilíndrico con astrágalo circular y liso. Contiene volutas, hojas de bordes lobulados y querubines. El ábaco es de lados rectos. Su cruz es circular finalizando con flores. Por el anverso de la cruz presenta a Cristo Crucificado con tres clavos y las manos abiertas. Inclina la cabeza hacia la derecha con una corona de espinas y un pergamino con las siglas INRI. Su paño de pureza queda atado a la derecha. Por el reverso de la cruz está la Inmaculada, coronada, con las manos juntas y con la luna a sus pies sobre una peaña de un ángel con alas.

El Crucero del Cementerio de Cee, situado en el camposanto de la villa, es un destacado monumento religioso que forma parte del rico patrimonio cultural y espiritual de la localidad.

En la tradición cristiana, la cruz es un símbolo de salvación y vida eterna. En el contexto de un cementerio, adquiere una mayor relevancia, ya que representa la esperanza en la resurrección y en la vida después de la muerte, consolando a los vivos mientras rinden homenaje a sus seres queridos.

El crucero también marca un espacio sagrado dentro del cementerio, actuando como un punto focal en las ceremonias religiosas, especialmente durante el Día de Todos los Santos y otras festividades dedicadas a la memoria de los difuntos. Los cruceros, al estar orientados hacia el cielo, simbolizan la elevación de las almas, guiando espiritualmente a los fallecidos en su tránsito hacia el reino celestial.


Ubicado en lo alto del Monte de la Armada, marca el punto exacto desde el que los peregrinos procedentes de Santiago de Compostela avistan el mar y el Cabo Fisterra por primera vez desde que parten de la capital gallega.

Lo que hace a este crucero particularmente notable es su base. Esta posee una inscripción romana, lo que vincula este monumento religioso con la antigua historia de la península. Este tipo de vestigio arqueológico convierte al Crucero de la Armada en una pieza clave no solo para el patrimonio religioso, sino también para el arqueológico y cultural de Galicia.

El Crucero de Bermún está situado en la aldea de Bermún, dentro de la parroquia de Pereiriña

Este crucero es uno de los muchos ejemplos que jalonan los caminos y plazas del ayuntamiento ceense, formando parte del vasto patrimonio que combina religión, arte y tradiciones populares. Aunque es menos conocido que otros cruceros de la zona, el de Bermún es un símbolo de la devoción y fe de las comunidades rurales, así como una muestra del arte popular local.

El Crucero de Cantorna está emplazado en una zona rural de gran tranquilidad y belleza natura.

Tiene en su cruz una figura de Cristo crucificado en el anverso, un símbolo que representa el sacrificio de Cristo y la redención de los pecados.

El crucero está hecho de granito. Este material no solo proporciona una durabilidad excepcional frente al clima gallego, sino que también representa una conexión con la naturaleza del lugar, ya que es un material extraído localmente.

El Crucero de la Iglesia de Cee está ubicado en las inmediaciones del Santuario Nosa Señora da Xunqueira.
El crucero se levanta sobre una base de granito robusto.

La columna del crucero es un fuste liso, de forma cilíndrica y también hecho de granito. Su sobriedad es típica de los cruceros rurales y de pequeñas localidades como Cee, en donde primaba la funcionalidad y la simbología religiosa sobre la ornamentación. No obstante, esta sencillez no resta belleza ni solemnidad al monumento.

Su emplazamiento refuerza el carácter espiritual del lugar, creando una continuidad entre el espacio sagrado del templo y el exterior. En muchos casos, estos cruceros también marcaban el lugar donde se llevaban a cabo bendiciones o rituales religiosos antes o después de las ceremonias eucarísticas.

El crucero está vinculado con las festividades locales, como las celebraciones en honor a la Virgen de la Xunqueira, patrona de Cee.

El crucero se encuentra junto a la Capilla de San Pedro Mártir, una pequeña construcción que tiene una larga historia de veneración. La capilla está dedicada a San Pedro de Verona, conocido como San Pedro Mártir, un dominico del siglo XIII famoso por su lucha contra la herejía en Italia. 

La presencia del crucero junto a esta capilla refuerza el carácter devocional del lugar y lo convierte en un punto importante de peregrinación local.

Por si fuese poco el simbolismo de este crucero, a su lado, existe una fuente milagrosa que cura los dolores y malezas de quien reposa en sus aguas.

Este emplazamiento es la primera toma de contacto que los peregrinos que dirigen sus pasos hacia Fisterra tienen con Cee.


El hórreo del Paseo Marítimo de Cee es un ejemplo significativo de la arquitectura tradicional gallega y de la cultura agrícola y pesquera de la región. Los hórreos son estructuras características de Galicia, utilizadas principalmente para el almacenamiento de grano y otros productos agrícolas, y su presencia en el paseo marítimo añade un elemento cultural y estético al paisaje costero.

Presenta el diseño clásico de estas construcciones, que incluye una plataforma elevada sobre pilares, lo que ayuda a proteger su contenido de la humedad del suelo y de plagas. Esta elevación es una característica fundamental de los hórreos, que los distingue de otros tipos de almacenes.

El hórreo de Toba, ubicado en la parroquia de Toba, es un importante símbolo de la identidad local, representando la historia y la tradición de las comunidades rurales de la región.

Es también un atractivo turístico que ofrece a los visitantes la oportunidad de conocer una parte esencial de la cultura gallega. Su ubicación en un paisaje natural contribuye a su belleza y atractivo, siendo un punto de interés para aquellos que aprecian la historia y la arquitectura tradicional.

Este Hórreo situado en el lugar de Cantorna, parroquia de Pereiriña, es el que más peculiaridades muestra del ayuntamiento de Cee.

En primer lugar, cabe destacar el hecho de que ambas fachadas no miden lo mismo; la sur tiene 20,3 metros, y la norte, 20,60, con un ancho de 1,60 metros.

Además, teniendo en cuenta la longitud mencionada, podemos afirmar que estamos hablando de uno de los hórreos más grandes de la zona, situándose en el número 41 en el Mundo y 35 en Galicia.

Situada en la parroquia de Toba, es un lugar de gran interés tanto arqueológico como cultura.

Este sitio se asocia con una serie de leyendas y tradiciones populares, lo que la convierte en un atractivo tanto para los investigadores como para los visitantes.

La ubicación de la cueva, en un paisaje rural y montañoso, contribuye a su atractivo y misterio.

La cueva está rodeada de leyendas que le otorgan un carácter místico. Su nombre, que se traduce como "Cueva de los Moros", sugiere una conexión con historias sobre los moros que habitaron la península ibérica. Según algunas leyendas, se dice que la cueva fue un escondite de tesoros o un refugio de la población local en tiempos bélicos. Estas historias han perdurado en la tradición oral de la región y añaden un valor cultural al lugar.

Patrimonio Religioso

Cuentan las leyendas más antiguas que, en un día de tempestad, un barco extranjero halló refugio en la costa de Cee. Cuando vieron que las nubes se disipaban y el tiempo amainaba, los marineros se dispusieron a emprender el viaje de vuelta. Para su sorpresa, sintieron como una fuerza externa a ellos los obligaba a permanecer en el sitio. Al ver que sus esfuerzos no daban resultado, decidieron adentrarse en tierra firme. Fue al poner un pie en el que hoy es Cee, cuando encontraron entre unos juncos una imagen de la Virgen con el niño en brazos. A partir diera día, esa Virgen pasaría a ser conocida como la Virgen de la Xunqueira o «La Aparecida».

En su honor, se erige la Iglesia de Santa María de Cee. La fecha exacta de construcción nos es desconocida. Las primeras referencias documentales encontradas datan del S.XV, pero las características estilísticas de su capilla mayor son el reflejo de la segunda mitad del S.XIV.

Los días 13 y 21 de abril del año 1809, durante la Guerra de Independencia Española, la Iglesia es incendiada por las tropas Napoleónicas. De las llamas del fuego no se salvó nada, excepto parte de la capilla mayor y un palio del S.XVII.

Entre todos los bienes que se perdieron en el incendio, se quemaron los dos retablos que el vecino y reconocido arquitecto ceense, Domingo Antonio de Andrade, había creado para la iglesia de su villa natal.

En los siglos XIX y XX, se procede a levantar en el emplazamiento de la antigua iglesia el edificio que a día de hoy es el Santuario Nuestra Señora De la Xunqueira.

Ubicada en la parroquia de Ameixenda, esta iglesia de estilo barroco, construida en el siglo XVIII, destaca por su notable retablo mayor de granito, un material poco común en este tipo de obras. El retablo, también de estilo barroco, está presidido por una imagen sedente del Apóstol Santiago, como corresponde a un templo de la ruta de peregrinación a Compostela, esta imagen se asemeja a una imitación del Santiago en piedra de la sacristía del altar mayor de la catedral compostelana.

La iglesia es de planta rectangular con una nave con un presbiterio adosado al muro este. La capilla mayor, de grandes dimensiones y planta rectangular, se cubre con bóveda de cañón reforzada por arco fajón. La nave central, despues de su restauración, tiene cubierta sustentada por cimbra de madera. En 1957 las reformas conducen a una estructura en tres naves, al derribar los muros primitivos y ampliar la capacidad del templo a través de dos naves laterales. Sobre el muro sur se levanta la torre de las campanas de dos cuerpos, el inferior formado por cuatro arcos de medio punto sobre pilares, el superior tiene forma piramidal.

Lo más reseñable esta iglesia es que guarda un pequeño relicario de plata con un fragmento óseo que las leyendas y tradiciones locales atribuyen a una parte del cuerpo del Apóstol Santiago, concretamente al dedo meñique. Sin duda, es único ya que las reliquias del Apóstol, salvo casos puntuales, han sido siempre celosamente guardadas en Compostela con afán de exclusividad.

La Capilla de Gures, situada en la localidad de Gures, en la parroquia de A Ameixenda, es un pequeño pero significativo templo con una rica tradición vinculada a la fe. Su arquitectura sencilla, de planta rectangular, refleja las características propias de las capillas rurales gallegas, con una construcción modesta que armoniza con el entorno natural que la rodea.

De estilo tradicional, la capilla cuenta con una fachada austera, coronada por una pequeña espadaña que alberga una campana, elemento común en este tipo de edificaciones religiosas. En su interior, el espacio es recogido, con un altar presidido por imágenes de santos locales, entre los que destaca Ntra. Sra. de los Dolores, a la que está dedicada la capilla.

El edificio presenta una planta de cruz latina con una nave principal, reflejando un estilo tradicional de las iglesias rurales gallegas, aunque con detalles que denotan influencias de distintos momentos históricos. 

Su fachada sigue un patrón pentagonal con grandes sillares de granito. Muestra claras influencias de las grandes construcciones compostelanas. La torre, de estilo ecléctico, del siglo XIX, corona esta fachada.

El retablo mayor es neoclásico, presenta un expositor con la imagen del santo. Las capillas de la nave del cruceiro, en el lado sur, están dedicadas a San Cristo y la del norte a San Antonio. Posee dos retablos barrocos idénticos que corresponden a la interpretación que hizo un maestro local de los grandes retablos compostelanos.

La Capilla de San Pedro Mártir, situada en la parroquia de Pereiriña, en el municipio de Cee, es un pequeño pero venerado templo que forma parte del rico patrimonio religioso de la Costa da Morte.

La capilla, de construcción sencilla, está ubicada en un entorno natural y tranquilo, rodeada por árboles y naturaleza. Su estilo arquitectónico es el característico de las capillas rurales gallegas, con una planta rectangular y una fachada modesta coronada por una espadaña que sostiene una pequeña campana.

Uno de los elementos más significativos de este enclave es su fuente milagrosa, situada cerca de la capilla. Según la tradición popular, el agua de esta fuente tiene propiedades curativas, especialmente para las enfermedades relacionadas con la piel y los ojos. Los peregrinos y devotos que acuden a la capilla suelen beber de esta fuente o utilizar su agua para lavarse, con la esperanza de recibir la gracia divina a través de sus supuestos poderes curativos. La creencia en la milagrosidad de esta fuente ha perdurado durante generaciones, convirtiéndola en un lugar de especial relevancia en la religiosidad local.

Como curiosidad, cabe mencionar que este lugar supone el primer contacto que los peregrinos que parten de Santiago de Compostela para llegar al fin del mundo tienen con Cee.

La fuente milagrosa de San Pedro Mártir, situada en las proximidades de la capilla homónima en la parroquia de Pereiriña, es un lugar cargado de historia y devoción popular. Esta fuente ha sido venerada durante siglos por los habitantes de la región y por numerosos peregrinos que llegan atraídos por las propiedades curativas que se le atribuyen a sus aguas.

Según la tradición local, el agua de la fuente tiene poderes milagrosos, especialmente para sanar enfermedades de la piel. Generaciones de devotos han acudido a ella con fe, buscando alivio para sus dolencias. Es común ver a los fieles lavándose con su agua, con la creencia de que obtendrán la gracia divina y una cura para sus padecimientos.

En este sentido, la fuente no es solo un lugar físico, sino también un símbolo de la espiritualidad y la esperanza de los fieles.

Además de su importancia local, la fuente milagrosa tiene una especial relevancia para los peregrinos que, tras completar el Camino de Santiago, continúan su viaje hacia la Costa da Morte. Muchos de estos peregrinos realizan una parada en la capilla de San Pedro Mártir y su fuente, buscando un momento de recogimiento y renovación espiritual tras su largo recorrido.

La Iglesia de San Adrián de Toba, situada en la parroquia de Toba, es una iglesia de origen románico, del siglo XII, con planta de cruz latina y un pequeño ábside. Fue reformada en el siglo XVIII y refleja el estilo barroco rural característico de la época, combinando la austeridad y funcionalidad propias de los templos de la zona.

En el interior, el templo acoge un retablo mayor de estilo barroco que preside el altar principal, donde se encuentra una imagen de San Adrián, el santo al que está dedicada la iglesia. 

San Adrián es una figura de gran devoción en la parroquia, y su festividad es uno de los eventos más importantes del calendario religioso local.

Junto a la iglesia encontramos un hórreo de 15 metros de largo y 13 pares de pies conocido como Canastro de Caamaño.

La Iglesia de Santa Baia de Brens, situada en la parroquia de Brens, dentro del municipio de Cee (provincia de A Coruña), es un destacado ejemplo de la arquitectura religiosa rural gallega. Su construcción data del siglo XVIII, aunque ha sido objeto de diversas reformas a lo largo de los siglos, lo que le ha permitido conservarse en buen estado hasta la actualidad.

Estructuralmente, consta de una capilla mayor rectangular, cubierta por una bóveda de cañón de cantería, y un cuerpo basilical que se divide en tres naves, fruto de una ampliación que data del año 1956.

En su interior, destaca el retablo mayor, en el cual se aprecian elementos decorativos como placas o estípites ligados a los artistas compostelanos Simón Rodríguez y Casas e Novoa. En el nicho ubicado en el panel central del cuerpo principal, preside la escena la imagen de Santa Eulalia (Santa Baia) con corona de plata, palma del martirio y libro. Esta escultura constituye uno de los mayores hitos del Barroco que se conserva en el Ayuntamiento.

La Iglesia de Santo Estevo está ubicada en la parroquia de Lires, un lugar de gran importancia en la Ruta Jacobea, ya que por esta parroquia transcurre el camino entre Fisterra y Muxía. 

Fue construida en el siglo XVIII. Es un templo de pequeñas dimensiones con planta basilical, una sola nave y una capilla mayor cubierta con bóveda de cañón. 

Esta iglesia fue construida para sustituir a la anterior, que estaba edificada cerca de la ría y corría el riesgo de inundarse en épocas de mareas vivas.