Entre el 2 de agosto de 1880 y el 6 de mayo de 1884, bajo la voluntad del ya fallecido Fernando Blanco de Lema, se erige al pie del Monte de la Armada el edificio que cambiaría el porvenir de la villa de Cee; El colegio-Instituto Fernando Blanco de Lema.
El 2 de Octubre de 1886, Don Dionisio Barreda, catedrático de la Universidad de Valladolid y primer Director del Colegio-Instituto de la Fundación, pronunciaría las palabras que daban inicio al primero curso académico.
El recinto, acoge también un magnífico jardín botánico y un monumento inaugurado el 13 de octubre de 1973 en honor al filántropo ceense que hizo de nuestra villa un lugar próspero en el que vivir, desarrollarse y educarse.
Fernando Blanco de Lema nació el 18 de Octubre de 1796 en Cee. Antes de cumplir el primer año de vida, su padre fallece y es criado por su primo y padrino Fernando Blanco Giance, cura de San Xoán de Mazaricos. Este tutor será asesinado en el 1809, durante la Guerra de Independencia Española, a manos de las tropas Napoleónicas. A raíz de este suceso, su madre decide enviarlo junto a sus dos hermanos varones a Ferrol.
Con solo 13 años, decide abandonar la ciudad y emigrar a Cuba. Allí, comienza a trabajar en un ultramarinos, pero años después emprende un negocio de ferretería. Abre varias tiendas a lo largo de la isla y consigue hacer fortuna. Dos días antes de fallecer, el 3 de abril de 1875, redacta su testamento. En él, hace saber que está soltero y que no tiene hijos. Igualmente, expresa su deseo de emplear su fortuna (valorada en 750.000 pesos de oro) en la construcción y posterior mantenimiento de un Colegio de Educación Primaria y Secundaria en la que era su villa natal; Cee. De este modo, nace el Instituto y la Fundación Fernando Blanco de Lema. Consta también en el documento legal a voluntad de levantar el edificio en su antigua vivienda. Pese a esto, los fideicomisarios encuentran tantos impedimentos por la escasez de suelo que deciden erigir el Instituto a los pies de la Armada. No obstante, consiguen anexionar territorios limítrofes al solar de la casa natal del filántropo ceense para construir, en los años 1887 y 1888, una pequeña escuela en la que estudiarían los chicos hasta los 7 años y las chicas hasta los 14. Este centro recibió por aquel entonces el nombre de « Escola das Nenas» (Escuela de las Niñas), designación empleada aún a día de hoy por parte de la población local. En el año 2001, el edificio pasa a albergar el Museo de la Fundación de Fernando Blanco de Lema. Casi la totalidad de dos plantas se destinan a una exposición fija de patrimonio histórico-científico formado por el instrumental empleado en las antiguas cátedras, laboratorio y gabinetes del viejo Instituto-Escuela de Cee.Cuentan las leyendas más antiguas que, en un día de tempestad, un barco extranjero halló refugio en la costa de Cee. Cuando vieron que las nubes se disipaban y el tiempo amainaba, los marineros se dispusieron a emprender el viaje de vuelta. Para su sorpresa, sintieron como una fuerza externa a ellos los obligaba a permanecer en el sitio. Al ver que sus esfuerzos no daban resultado, decidieron adentrarse en tierra firme. Fue al poner un pie en el que hoy es Cee, cuando encontraron entre unos juncos una imagen de la Virgen con el niño en brazos. A partir diera día, esa Virgen pasaría a ser conocida como la Virgen de la Xunqueira o «La Aparecida».
En su honor, se erige la Iglesia de Santa María de Cee. La fecha exacta de construcción nos es desconocida. Las primeras referencias documentales encontradas datan del S.XV, pero las características estilísticas de su capilla mayor son el reflejo de la segunda mitad del S.XIV.
Los días 13 y 21 de abril del año 1809, durante la Guerra de Independencia Española, la Iglesia es incendiada por las tropas Napoleónicas. De las llamas del fuego no se salvó nada, excepto parte de la capilla mayor y un palio del S.XVII.
Entre todos los bienes que se perdieron en el incendio, se quemaron los dos retablos que el vecino y reconocido arquitecto ceense, Domingo Antonio de Andrade, había creado para la iglesia de su villa natal.
En los siglos XIX y XX, se procede a levantar en el emplazamiento de la antigua iglesia el edificio que a día de hoy es el Santuario Nuestra Señora De la Xunqueira.
El Monte de la Armada es un punto de gran relevancia en la ruta Xacobea. Esto se debe a que es la primera ubicación desde la cuál los peregrinos que hacen el tramo de Santiago a Fisterra pueden ver el mar.
En él, se encuentra el Cruceiro de la Armada.
Al pie de este monte, tras una masa forestal con mezcla de eucaliptos, pinos, robles y castaños, se asienta la Villa de Cee.
Lo que hace a este crucero particularmente notable es su base. Esta posee una inscripción romana, lo que vincula este monumento religioso con la antigua historia de la península. Este tipo de vestigio arqueológico convierte al Crucero de la Armada en una pieza clave no solo para el patrimonio religioso, sino también para el arqueológico y cultural de Galicia.
La
columna del crucero es un fuste liso, de forma cilíndrica y también
hecho de granito. Su sobriedad es típica de los cruceros rurales y de
pequeñas localidades como Cee, en donde primaba la funcionalidad y la
simbología religiosa sobre la ornamentación. No obstante, esta sencillez
no resta belleza ni solemnidad al monumento.
Su emplazamiento refuerza el carácter espiritual del lugar, creando una continuidad entre el espacio sagrado del templo y el exterior. En muchos casos, estos cruceros también marcaban el lugar donde se llevaban a cabo bendiciones o rituales religiosos antes o después de las ceremonias eucarísticas.
El crucero está vinculado con las festividades locales, como las celebraciones en honor a la Virgen de la Xunqueira, patrona de Cee.
El Crucero de la Magdalena, situado en la Plaza de Fonte Penín en la villa de Cee, es una destacada muestra del patrimonio religioso y cultural de la región.
Los cruceros son estructuras de piedra típicas del paisaje rural y urbano gallego, que combinan elementos de la fe cristiana con la tradición popular.
Estos
monumentos religiosos tienen sus raíces en las tradiciones medievales,
cuando la Iglesia Católica promovió la instalación de cruces y cruceros
en caminos, encrucijadas y plazas, como símbolos de protección
espiritual para los viajeros y las comunidades.
Este crucero, en particular, es de tipo crucifijo, tiene por plataforma una fuente con dos
caños para salida del agua por la parte del reverso de la cruz y encima
de la fuente una pilastra de pedestal, cuadrangular con final moldurado
y paramentos recuadrados. El varal es circular y contiene dos imágenes,
la de Santa Catarina y otra que está rota, faltándole la cabeza y los
pies. El capitel es cilíndrico con astrágalo circular y liso. Contiene
volutas, hojas de bordes lobulados y querubines. El ábaco es de lados
rectos. Su cruz es circular finalizando con flores. Por el anverso de la
cruz presenta a Cristo Crucificado con tres clavos y las manos
abiertas. Inclina la cabeza hacia la derecha con una corona de espinas y
un pergamino con las siglas INRI. Su paño de pureza queda atado a la
derecha. Por el reverso de la cruz está la Inmaculada, coronada, con las
manos juntas y con la luna a sus pies sobre una peaña de un ángel con
alas.
El Crucero del Cementerio de Cee,
situado en el camposanto de la villa, es un destacado monumento
religioso que forma parte del rico patrimonio cultural y espiritual de
la localidad.
En la tradición cristiana, la cruz es un símbolo de salvación y vida eterna. En el contexto de un cementerio, adquiere una mayor relevancia, ya que representa la esperanza en la resurrección y en la vida después de la muerte, consolando a los vivos mientras rinden homenaje a sus seres queridos.
El crucero también marca un espacio sagrado dentro del cementerio, actuando como un punto focal en las ceremonias religiosas, especialmente durante el Día de Todos los Santos y otras festividades dedicadas a la memoria de los difuntos. Los cruceros, al estar orientados hacia el cielo, simbolizan la elevación de las almas, guiando espiritualmente a los fallecidos en su tránsito hacia el reino celestial.
Su fecha de construcción aproximada es 1910. Es una casa de cuatro alturas en la planta baja hoy en día hay un local comercial, en la primera planta cuenta con balcones de loseta granitica con baranda de hierro forjado. y en la segunda y tercera con galerías. Destacan los azulejos con motivos florales que decoran la fachada. Está situada muy cerca de la Iglesia de Santa María da Xunqueira.
Debe su nombre a los anteriores propietarios, también conocida cómo Casa de los Concheiros. Aquí vivió de niño José Manuel Otero Lastres, que también cuenta con una plaza en su nombre en la villa. Jose Manuel fue jurista, escritor, miembro del Tribunal de Cuentas y directivo del Real Madrid.
Situada en la Plaza de la Constitución está datada en el 1880. La planta es rectangular en tres niveles.
La fachada se divide en cuatro bandas. La cantería es a la vista con molduras que resaltan los marcos de los vanos. En el bajo hay una farmacia, en el primero piso hay un balcón central sobre loseta granítica con baranda. En la planta superior hay una galería de madera. A ambos lados de los pisos hay dos galerías, los paños de los muros están recebados y pintados de blanco con la piedra a la vista en la línea impuesta y en las esquinas.
La cubierta es a dos aguas, cubierta con piedra del país.
En los bajos de esta casa hay una antigua farmacia, bien conservada y en funcionamiento. Tienen unos botes de cerámica conocidos como albarelos, semejantes a los que conserva el Instituto Fernando Blanco, con el que los boticarios del Colegio hacían las medicinas. Como curiosidad, decir que donde hoy está la farmacia estuvo ubicada la oficina de la Empresa de Transportes Guillén, donde se vendían los tickets. También hubo un negocio relacionado con la sal.
Situada en la Plaza de la Constitución, donde conviven construcciones modernas con otras de los siglos XVIII y XIX. Pertenece al S.XIX. En ella vivió Francisco Mayán, historiador y político al que Cee dedicó su biblioteca. Fue pionero en la investigación histórica de este ayuntamiento.
Es un ejemplo de la arquitectura de galerías con un cuerpo bajo con tres vanos, que se traduce en el primero andar en balcones y en una galería de madera en el último piso. Tiene planta rectangular, siendo la fachada lateral más larga que la principal. La disposición es en tres niveles además de un cuerpo cubierto en el ático configurando una terraza con baranda de hierro forjado que es de construcción posterior. La entrada es por el van central a través de un arco de medio punto rebajado, el mismo que en los laterales y en los huecos de los balcones del piso superior, están sobre losa granítica con baranda de forja. La galería está hecha de madera dividida en tres tramos. La fachada lateral conecta con un jardín privado cerrado por una verja de hierro con dos columnas que están coronadas por jarrones.
Situada en la Plaza de la Constitución, pertenece al siglo XVIII y su uso es residencial. Es una construcción sobria. La planta es cuadrada con tres niveles y cubierta con fibrocemento a cuatro aguas. Los huecos de la fachada principal se disponen en un ritmo vertical tanto por las tres bandas de vanos como por las ventanas alargadas de madera, que compensan el macizo del volumen. La fachada principal está ocupada por un balcón de hierro forjado sostenido por canzorros de piedra. En el bajo hay un local comercial, en el muro hay tres vanos de arco de medio punto rebajado.
El lateral que de la la una calle estrecha es más sobrio, sobresaliendo una galería en el último piso. Las otras fachadas hacen medianera con construcciones posteriores. La piedra está la vista, sin ornamentación excepto una moldura a modo de paralluvia sobre las ventanas en la primera planta.
Casa datada en 1890. Similar a otras casas de galerías de la Plaza de la Constitución.
Tiene una cúpula en la parte superior.
La familia Michinel ha estado relacionada con el Colegio; Mariano Michinel Oto fue uno de los administradores. Un hijo suyo heredó el cargo de contable y su hija fue bibliotecaria. En el año 2022, su fachada fue remodelada, conservando su aspecto tradicional.
Situado en la Plaza de la Constitución y datado en el año 1933. Tiene tres niveles configurándose una terraza en la última planta. Los diferentes pisos tienen personalidad propia y son independientes unos de los otros. La primera planta vuela sobre lo bajo a través de canzorros de hormigón moldeados y que junto con las pilastras marcan las bandas en las que se divide la fachada.En las ventanas del primero piso hay una composición de azulejos pintados con motivos diversos.
Albergó la Escuela de Música Municipal hasta su traslado a la Casa de la Cultura y antiguamente funcionó como Casa del Ayuntamiento. En esta casa estuvieron también las cocheras de la empresa de transportes de Argimiro Guillén Cereijo constituida en los años veinte.
Situado en la Plaza de Fonte Penín, data del siglo XVIII y es de estilo barroco. Presenta un aspecto singular entre campesino y urbano. La planta es prácticamente cuadrada con mordida en el edificio contiguo con el que comparte medianera. El acceso al edificio se realiza desde una escalera que tiene balaustrada. Tiene dos balcones, uno en la fachada principal sostenido por pilares de piedra y otro en el lateral, esta parte del edificio utiliza granito en el muro en piezas de cantería irregular mientras que el resto está construido en cantería, quedando en ambos casos a la vista. Los balcones, junto con la balaustrada, están inspirados en el barroco compostelano.
La cubierta está trazada a tres aguas con tejas del país. La disposición de los espacios responde a criterios funcionales, sin un ritmo definido.
En la cornisa podemos ver varias gárgolas, el dintel de la puerta del primer piso tiene tallada una figura antropomorfa, también tiene una chimenea y un escudo que refleja los linajes que estuvieron vinculados al palacio: Leis, Bermúdez de Castro, Pardiñas, Rioboo y Castro.
La Alameda de Cee, situada en el corazón de la villa, es un encantador paseo rodeado de árboles y negocios locales. Este espacio, ideal para pasear y relajarse, es también el epicentro de la vida social y cultural, con ferias y eventos que reflejan el espíritu ceense.
La Plaza de la Mujer 8 de Marzo, situada en el corazón de la localidad de Cee, es un espacio público de gran valor simbólico y social. Su nombre rinde homenaje al Día Internacional de la Mujer, una fecha clave en la lucha por los derechos y la igualdad de género.
Este lugar se ha convertido en un punto de encuentro para los vecinos y visitantes de Cee, destacándose no solo por su céntrica ubicación, sino también por su diseño accesible y abierto.
La plaza es escenario habitual de actividades comunitarias, culturales y reivindicativas, ofreciendo un espacio idóneo para la realización de eventos al aire libre, ferias y concentraciones. Con su mobiliario urbano, zonas ajardinadas y espacios de descanso, la Plaza 8 de Marzo invita a la convivencia y al esparcimiento.
Rodeada de edificios tradicionales y modernos, esta plaza es un punto de encuentro para los habitantes y un lugar de descanso para los visitantes.
Con su amplia área peatonal y su cuidada estética, la plaza invita a disfrutar de un momento tranquilo, ya sea en sus bancos a la sombra o en alguna de las cafeterías cercanas. A menudo, se convierte en escenario de actividades culturales y eventos locales, reflejando el carácter dinámico y acogedor de Cee.
La Casa de la Cultura de Cee es el epicentro de la vida cultural y artística de la localidad, un espacio dedicado a la promoción del conocimiento, el arte y la tradición. Este edificio moderno y funcional alberga una variada oferta de actividades que incluyen exposiciones, talleres, conferencias y espectáculos, convirtiéndose en un punto de encuentro para todas las edades.
En su interior, destaca una completa biblioteca que fomenta el hábito de la lectura entre vecinos y visitantes, además de zonas habilitadas para el estudio y la investigación. La Casa de la Cultura también cuenta con un auditorio donde se desarrollan obras teatrales, conciertos y otros eventos culturales que enriquecen la vida comunitaria de Cee.
Este espacio, más que un edificio, es un símbolo del compromiso de la localidad con la educación y el acceso a la cultura, invitando a todos a disfrutar y participar activamente en sus múltiples propuestas.
Este recorrido, que bordea la ría de Cee-Corcubión, combina vistas espectaculares del Atlántico con un ambiente relajado, ideal para pasear, practicar deporte o simplemente contemplar la naturaleza.
Flanqueado por bancos y zonas verdes, el paseo invita a detenerse y apreciar la belleza del entorno, especialmente al atardecer, cuando la luz transforma el paisaje en una estampa inolvidable. A lo largo del camino, pequeños embarcaderos y áreas de descanso permiten conectar con la esencia marinera de la región.
Además, su cercanía a bares, restaurantes y comercios locales lo convierte en un lugar perfecto para completar la experiencia con la gastronomía y hospitalidad de Cee.
Esta playa urbana situada en el núcleo urbano de la Villa de Cee, recibe su nombre de su formar.
Tiene una longitud de unos 185 metros y una anchura de 35 metros. Está rodeada de zonas ajardinadas. Cuenta también con un fantástico paseo marítimo ideal para caminar o para ir en bicicleta ya que cuenta con carril-bici.
A un paso de esta playa el visitante tiene a su disposición los numerosos servicios que la Villa de Cee ofrece.